Con esmero y dedicación todo es posible, solo hay que proponérselo, tener claridad de las metas propuestas y confiar en cuánto puedes alcanzar. A sus 28 años Daurin Rodríguez Barreto ha transitado por casi todos los equipos de la terminal. Mientras continúa inmerso en el inagotable camino del aprendizaje, al cual no renuncia, comparte sus conocimientos y en poco tiempo se convertirá en instructor.
“Me enteré mediante una amistad que iban a abrir un curso para formar operadores de equipos ligeros (cuñas tractoras), y veía en TC Mariel un gran proyecto, con futuro. Cuando llegué había una fila inmensa; solicitaban la categoría F -la correspondiente a equipos de la construcción, agrícolas e industriales- y yo tenía la de auto ligero. Entonces, pedí que me dieran una oportunidad y me comprometí a sacarla; en dos o tres semanas lo hice y cuando me avisaron, ya la tenía.
“Entraba a la empresa en la labor que se me presentase, pero quería ser parte de este colectivo. Necesitaba trabajar, formar una familia, tener un hogar. Así empezó mi travesía”, cuenta este joven natural de Quivicán, provincia de Mayabeque, a quien el amor lo llevó a asentarse en tierra marieleña.
Tras concluir el curso para operar cuñas tractoras y el de montacargas, se incorporó al de manipulador de contenedores vacíos, ingresando en nuestro centro, directamente a este último. “Logré dominarlo bien y fue como la catapulta para que conociera el resto. Me encanta el frontal -como también se le conoce-, me siento cómodo trabajándolo. Es el equipo en el que más tiempo he laborado. No me estreso si como parte del flujo hay varios camiones en la operativa; mientras más coincidan, me siento mejor”, agrega.
Motivado por seguir conociendo, la RTG también llamó su atención. “Me hicieron la propuesta y sin dudarlo dije que sí. Es más tranquila, puedes respirar, como quien dice”.
Luego llegaría a la STS, donde ha permanecido por más de dos años. “Cuando entré a la empresa, las primeras clases nos las dieron en el muelle. Yo alzaba la vista y pensaba: ¡hay que ser bueno para manipular una de esas grúas!, pero nunca imaginé que un día sería operador A de equipos portuarios.
“Para mí constituye un reto, ya que es un equipo difícil. Hay que saber trabajarlo bien, con destreza, precisión y seguridad. Es complejo, tiene más revoluciones, y es más peligroso por la altura, el balance, el movimiento del barco… Es de marcha rápida, en constante movimiento. Al principio me impactó; además de la altura me frenó un poco la cantidad de metros de cable, el saber cuándo poner la carga y cuándo quitarla”, explica Daurin.
“Tanto el manipulador de contenedores vacíos como la STS dependen de ti. Si te paras, se detiene todo el proceso. Son dos equipos muy fuertes. Me falta la RMG, ya está prevista mi preparación, una vez que lo logre me convertiría en operador integral, que ha sido mi sueño desde que comencé a transitar por los diferentes equipos.
“He intentado ser como una esponja, por lo que he aprendido de muchos trabajadores, primero observando, y luego practicando. Cada equipo requiere concentración. Cuando vienes a trabajar tienes que dejar los problemas en la casa, estar enfocado y hacer lo que se debe hacer”, puntualiza.
Hace más de seis meses Daurin se forma como instructor. “Me hacen la propuesta y a mí me encantan los desafíos. Mientras preparo a otros trabajadores aprendo muchísimo de ellos también…Mi trabajo me ha hecho una persona más responsable. Trato siempre de desempeñarme con seguridad para no equivocarme. Gracias a eso he logrado alcanzar varias metas, tanto en lo personal como en lo profesional”.
Ahora, su niña Lia Samay, de cinco meses, también es su “inspiración para seguir adelante y mirar al futuro. Cuido tanto lo que tengo y lo que he logrado, porque sé cuánto significa para mí y para mi familia. Siguiendo los consejos de mis padres trato de hacer lo mejor que pueda todos los días y de esforzarme cada vez más. Agradezco a todas las personas que me han ayudado y enseñado, guiando mi camino en TC Mariel”.