Atípico. Así puede catalogarse el 2020; un año que nunca imaginaríamos trascendería de esa manera; un año impensable. El calendario inició con las primeras noticias de la aparición de un nuevo coronavirus en Wuhan (China), pero aún era una realidad distante para nosotros.
Finalizando enero, celebramos el sexto aniversario de la constitución de TC Mariel y febrero nos reservaba la oportunidad de una vez más ser partícipes de la Campaña Hazlos Felices, pintando sonrisas en los rostros de los pequeños que ocupaban la sala de Pediatría del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología.
Llegó marzo y trajo consigo los primeros casos detectados en Cuba; justo el miércoles 18, nuestra terminal portuaria se revistió de solidaridad al recibir al crucero británico MS Braemar, que transportaba cinco pasajeros positivos a la enfermedad y otros en cuarentena. Ya se adoptaban rigurosamente las primeras medidas.
En lo adelante, de forma conjunta nos enfocamos en hacer de la prevención la mejor práctica, de modo que pudiéramos cuidarnos y cuidar a nuestras familias. Sin dudas, la COVID-19 modificó cada pronóstico, cada meta, generando disímiles transformaciones y dejando muchos planes pospuestos. Así, transcurrieron los meses siguientes.
Culminando agosto, la empresa llegaba a los dos millones de TEUs operados, hecho que nos llenó de júbilo, y fue una prueba más de los esfuerzos desplegados en una etapa bien dura no solo para Cuba, sino, para el mundo. En tanto, noviembre nos deparó una intensa jornada de Seguridad y Salud en el Trabajo, en la que ratificamos la importancia de protegernos por nuestro bien y el de quienes nos rodean.
Finalmente, llegaba el 2020 a su punto culminante, con sus fortalezas y debilidades, sus aciertos y desaciertos… Diez meses después de aquel inolvidable marzo, el SARS-CoV-2 marca el inicio del 2021: un año que albergamos la esperanza de que sea diferente.